martes, febrero 28, 2006


RÍOS DE HIELO
En una de las estadas en Coyhaique tuvimos la suerte de conocer a Heiner, geodesta que estaba acabando su temporada de trabajo en el C.H.S.
Andaba estudiando lo que al resto de los mortales se nos escapa, algo así como los efectos del hielo patagónico en la corteza terrestre, que según el es una especie de esponja susceptible a variaciones por la pérdida de peso de la masa helada que soporta.

Parece que el calentamiento global es la causa del retroceso de los glaciares...lo que no está tan claro es el motivo del citado calentamiento ¿verano interglacial?

Las imágenes no hacen honor a las dimensiones pero basta observar la cicatriz dejada por los glaciares en retroceso...

Los innumerables lagos, valles en U, los fiordos, hasta el Estrecho de Magallanes son prueba irrefutable que en épocas remotas los campos de hielo se extendían por toda la Patagonia...y los humanos aún no pintábamos nada en este planeta.

Observar el mastodóntico trabajo producido por el agua, da igual su estado ya sea liquido o sólido es una experiencia única. Parece como si la tierra fuese el material usado por ese escultor de hielo que esculpe montañas de formas increíbles


Montañas coronadas por esbeltas agujas, peinetas, chimeneas finísimas que nos dicen que el hielo antes “llegaba allá arriba”...

Ver las Torres y los Cuernos del Paine, esculturas...el Fitz y el Torre, tótems legado de otras eras

Ver como una montaña se desplomó como un castillo de naipes, como el hielo se abre paso pacientemente entre montañas, algunas de ellas con cicatrices enormes cual herida provocadas por un facón gigantesco...

Ver como en su retroceso los sedimentos depositados son colonizados por el bosque nativo...
Nuestro vuelo nos permite ver tal y como rezaba un cartel en casa de Clery Evans...la naturaleza trabajando

Acabaremos nuestro vuelo buscando un rincón donde poder descansar nuestros doloridos ojos de tanta monumental belleza. Vamos a tratar de “no molestar” y dejar que la naturaleza siga su camino, al menos en Patagonia aún hay muchos sitios en los que todavía es posible.

Nota: Si quieren ampliar información, Los Cuadernos Patagónicos publicados en la página de Tecpetrol son muy completos. Reiterar también que La Patagonia Blanca de Germán Sopeña es otra lectura recomendable.

lunes, febrero 27, 2006


Guanaco Meditabundo

¿Qué sentido tiene tratar de descubrir qué fue primero el huevo o la gallina?...Y más si Colón anda merodeando por ahí cerca...

A continuación les contaré de uno con intención de “colonizar”, uno de esos que contribuyen a universalizar ciertos males. Les quiero contar de un “bolichero del siglo XXI” que andaba de “mala cara” en algún lugar de Patagonia.

Se nos había acabado la “plata nacional” y necesitábamos cambiar, preguntamos y nos indicaron...vayan a la tienda que anuncia “remate final”, el dueño suele hacer cambio...

Ubicamos la tienda, había bastante gente y mientras esperábamos nuestro turno comprobamos que el dueño no era un tipo precisamente amable...trataba igual de mal a los clientes que a sus empleadas.

Por la manera de dirigirse al personal se adivinaba su procedencia...al rato llegó nuestro turno...

Nos han dicho que aquí podemos cambiar plata.

“Si” respondió secamente

¿Acepta Euros?...

“NO, el cambio está demasiado alto y no me interesa comprar y el Dólar lo pago a tanto”... (muy por debajo, cosa que era de esperar)...era el único lugar donde cambiar así que le compramos lo estrictamente necesario.

Mientras sacaba un fajo de billetes del bolsillo al tiempo que le pegaba la bronca a una de las chicas que no encontraba lo que andaba buscando, preguntó...

¿Son ustedes...?...

Si... ¿y usted?... “yo soy de tal”...ya nos lo parecía por su acento, le contestamos.

No se si por ser más o menos vecinos, o porque ya nos había timado pasó del monosílabo al monólogo (lo cual para sus contertulios habituales debía ser peor).

Empezó a despotricar del país y sus gentes... “me engañaron...pero ya estoy harto, me voy...me vuelvo al Caribe”.

Dijo ¿Quieren saber porqué vine?...

Nos tenía intrigados y sin darnos tiempo a responder dijo “Síganme” mientras se dirigía al final de la abigarrada tienda.

Abre una puerta... “miren”...y nos muestra el plano de una urbanización. “Ven esto....esto ha sido mi ruina y me tiene aquí atrapado”

Continuó relatando el despropósito que había sido su “negocio”...el socio que le había convencido para venir a invertir lo había dejado con el culo al aire al fallarles los “soportes institucionales” que habrían permitido construir la citada urbanización (enorme para lo que es el pueblo).

Nosotros somos víctimas de la especulación urbanística que vive el nuestro, no fue precisamente simpatía lo que nos despertó su iniciativa y más al ver la idea que tenía...¡¡¡todo por la plata!!!...construir rápido (dándole igual mal que bien), hacer caja y volverse al Caribe...cosa por otra parte muy en boga en su país de “adopción”.

Nos marchamos de la tienda con la sensación de haber hablado con un tipo amargado...luego supimos algo más de el...algo que no contribuyó a mejorar nuestra opinión, aunque sí explicaba un poco mejor el porque de su “mala cara”.

El tipo había llegado años antes con bastante más pelo y acompañado de una guapa jovencita (decían que por la edad podría ser su hija).

Nos contaban que era “muy coqueto”, cosa que le había granjeado ciertas dudas entre la población... “me parece que este lo hace seguir todo” nos comentaron.

Permítanme un inciso, en una comunidad pequeña donde todos se conocen, donde los recelos pueden extenderse por generaciones, un desconocido lo tiene complicado y si además llega en plan prepotente...se lo van a comer vivo.

Y, sabido es que la chafardería de los lugareños de cualquier lugar del mundo puede llegar a ser muy cruel con según que comportamientos...lo cierto es que nuestro amigo iba siempre bien “tocado” y la novia hasta le hacía la manicura mientras esperaban que cayera “penny from heaven”.

Como supondrán, la chica se cansó de esperar y dejó al hombre compuesto, sin novia, con una alarmante coronilla y al frente de una tienda que desde el primer año tenía el cartel de “remate final” (había montado el negocio para que su chica estuviera entretenida, y por aquel entonces ya llevaba varios años rematando el negocio)

Me consta que ya soltero, acudía regularmente a la peluquería, compartía charla con las señoras que al final casi le habían tomado aprecio (dije casi).

Nos contaban del color que se daba para enmascarar los “glaciares” de su pelo, del trabajo de la peluquera para “tapar” las estepas de su coronilla...suscitando el comentario jocoso... “a este la mina lo dejó con un palmo de narices y le dijo”...

¡¡¡Que te peine la peluquera!!!

sábado, febrero 25, 2006


EL EFECTO PERITO

Efecto Perito Moreno – Dícese de la alteración de conciencia provocada por una enorme masa de hielo. El sujeto sometido a tal efecto presenta pérdida de la noción del tiempo, alucinaciones visuales y un permanente estado de alerta a la espera de ciertas imágenes y sonidos producidos en un glaciar de Patagonia.

Estábamos documentando nuestro primer viaje al Sur y para recabar información cenamos con Montserrat que años antes había viajado por Patagonia. Es una persona fuera de lo común que hoy día pese a su edad es capaz de viajar sin problemas a cualquier parte del mundo.

Acabamos tarde y fascinados ante lo que nos esperaba. Nos dejó una grabación del rompimiento del 88 y a pesar de la hora al llegar a casa no nos resistimos a ver un poco de Perito...a las seis de la mañana aún andaba con los ojos como platos y con las imágenes resonando continuamente en mi cabeza...el “flechazo” fue inmediato...el Efecto Perito empezó arrasando, esa noche no dormí (otro anticipo de algo que ha pasado repetidas veces en Patagonia).

Unos días después cruzábamos por primera vez el Atlántico. Tras pasar tres días en Buenos Aires y comprobar la poca seriedad de ciertos personajes, a eso de las siete de la tarde de un día de octubre estábamos sentados en una furgoneta camino del Calafate.


Ver “eso” fue la mejor bienvenida que uno puede esperar, no sé porqué pero esa sensación me era conocida, no sé como explicarles...sentí algo familiar la primera vez que llegué a Patagonia.

Para postre la fascinante puesta de sol...

Hemos vuelto a recorrer esos parajes otras veces y a pesar de lo que cambió (La Esperanza de la primera vez no tiene nada que ver pero sigue siendo parada obligada), sé que esos kilómetros son el necesario ritual de inmersión a una naturaleza sin igual.


La primera vez que fuimos al Perito, nos llevaron por el Ripio 15 que conduce a La Anita. Poco antes de llegar a la Anita bajamos por el Ripio 60 que enlaza con el 11, actualmente asfaltado es el camino mayormente seguido hoy día para ir al Perito.

La foto anterior está tomada desde el ripio 15, y el “sombrero” que observan podríamos decir que “desaparece” si transitan por el ripio 11

En un par de ocasiones hemos vuelto a hacer ese recorrido hasta llegar al Lago Roca. No duden en hacerlo, si tienen buen tiempo les gustará segurísimo. Por otra parte en el Lago Roca hay la posibilidad de instalarse en el camping para hacer caminatas al Cerro de los Cristales, desde donde en días despejados según parece se observan las Torres del Paine. El que no quiera caminar mucho puede dedicarse simplemente a relajarse en esos parajes fascinantes cargados de belleza e historia.

Siguiendo por el ripio 15 tendrán una lejana pero muy interesante visión del Perito y si pueden lleguen hasta Nibepo Aike para pasearse a caballo por aquellos parajes.

Como el que no quiere la cosa, disfrutando de esos paisajes estábamos en la Curva de los Suspiros...primera prueba de que las magnitudes en Patagonia son cosa seria.

viernes, febrero 24, 2006


EL EFECTO PERITO

Si ya es fascinante todo el trayecto desde El Calafate, a la que el Perito empieza a asomar, la cosa se convierte en una especie de “corre corre que te pillo”...sale...se vuelve a esconder...te muestra un extremo...aquí y allá unos pequeños icebergs azules (primer contacto con el espectáculo cromático del hielo)...ya estás atrapado...y lo que te queda.

Ver nevar es fascinante, así que imagínense ustedes lo que supone estar ante esto.

Cuando paseas o navegas ante ese extraordinario monumento de la naturaleza el tiempo se esfuma como deslizándose por esa avenida gigantesca. Podrías pasarte días viendo sus formas, esperando el derrumbe que sí o
sí se va a producir, mientras el crujiente hielo te mantiene constantemente fascinado con sus sonidos.

Esa fascinación en nuestro caso se convirtió en estímulo para conocer a unos cuantos miembros de la familia de glaciares patagones, siempre fascinantes tienen en el Perito su foto de presentación. Ese hermoso glaciar concentra con generosidad la esencia del mito de la infancia...de la NATURALEZA en mayúsculas, que incita a la curiosidad, a tratar de saber “un poco más” del porqué de cosas como esa, de que suerte tenemos los humanos de vivir en un planeta así (lo del que burros somos ahora vamos a dejarlo).

En las ajetreadas calles del Calafate el Efecto Perito permanece... ¿quien no se ha quedado embobado? ante uno de esos televisores que proyectan imágenes del (ahora ya el último) rompimiento. Mi felicitación a los privilegiados que han presenciado en persona una de las escasas rupturas, eso ha de ser...


Volvimos hace poco, a última hora salimos por el Canal de los Témpanos, por la hora y por ese día absolutamente excepcional (íbamos en mangas de camisa) el Perito estaba más azul que nunca y muy activo...los derrumbes se repitieron varias veces en el rato de navegación (un suspiro para nosotros).

Ley de Murphy...justo al cambiar la tarjeta de memoria se produjo el más espectacular...todo un trozo de frente se desplomó...vimos como el Lago se hinchaba mientras los “castillos de hielo” salían otra vez del agua como queriendo tomar aire, llegó la ola convertida en “badén de agua”...el Perito esa tarde hasta llegó a hacernos sentir “cosquillas” en el estómago.


jueves, febrero 23, 2006


EL EFECTO PERITO

El Perito es la cara amable de las a veces devastadoras fuerzas de la naturaleza...eso tan hermoso unos cientos de metros más allá podría ser el “infierno blanco”.

No se puede negar que el teatro en el que se nos presenta es de un diseño perfecto...hay glaciares desgarbados, otros parecen cansados, agotados, unos con frente bajo, otros pequeños pero coquetones...todos siempre fascinantes pero el Perito es tan amable que tiene lo mejor de todos, lo concentra y además lo ofrece “para todos los públicos”...no hace falte ser un tipo de esos de “Al Filo de lo Impensable” para tener contacto con maravillas a priori reservadas a algunos “escogidos”.
Esa accesibilidad como ya sabemos, por desgracia está siendo utilizada peligrosamente, pero...sin querer obviarlo hoy permítanme que solo escriba de hielo...el Perito va a lo suyo.

Volver a El Calafate sin pasar a ver el Perito es como pasar por el pueblo y no saludar a tu abuelo.

El Perito fue la primera de las maravillas que Patagonia nos mostró y si la primera sensación es la que cuenta...ahora entenderán el porque bastantes años después cada día andamos más fascinados si cabe por esa tierra.

Y para acabar vaya desde El Guanaco nuestro homenaje a quien tal maravilla honra con su nombre, a Don Francisco Pascasio Moreno. Como reza en la contraportada de su libro Viaje a La Patagonia Austral...

...“Muerto el 22 de noviembre del 1919 pobre y olvidado, como suelen morir buena parte de los grandes benefactores de la humanidad”.


domingo, febrero 19, 2006


El Guanaco Volador

El Guanaco...dos siluetas robadas a un atardecer en la Ruta Austral, efímeras sombras con sentimientos que trataremos de convertir en imágenes y palabras.

sábado, febrero 18, 2006


El Chaltén
La Montaña que Humea según los Tehuelches, la mole de granito y hielo que logró engañar al Perito haciéndole creer que era volcán

Llegamos a El Chaltén desde San Julián en una maratón de tres buses diferentes y 21 horas de viaje, con break de 4 horas en Calafate para esperar el último enlace.

Eran las once de la noche y estábamos hechos polvo, los últimos kilómetros de ripio nos habían acabado de rematar, por suerte Pablo nos estaba esperando y en nada estábamos en el Kalenshen que se convirtió por una semana en nuestra casa en tan espectacular lugar.

En la foto, el pueblo de El Chaltén, y el Río de las Vueltas dirigiéndose hacia el Viedma

Habíamos estado en contacto vía mail con Mabel que nos trató con una amabilidad soberana. Salimos de casa sabiendo que teníamos un lugar en El Chaltén, y ahí estábamos por fin, cansadísimos e ignorando de lo que seríamos capaces de andar en esos días.

Lo del Chaltén no se puede explicar, se ha de ir y caminarlo. Y sinceramente les digo que caminar por Patagonia es un gran placer, esos días nos rejuvenecen y despiertan las ilusiones que por desgracia la vida cotidiana va aletargando.

El clima no acompaño mucho aunque esto solo fue un “pequeño inconveniente”. No tenemos la gran foto del Torre, pero subir al Maestri valió todos los pasos del mundo.

El Chaltén anduvo escondiéndose de nosotros, como molesto por no haberlo visitado antes... al final, sabedor del tributo pagado en horas andando durante esos inclementes días se nos mostró cual revelación. Sabe que vamos a volver y más tras lo que fueron sus “insinuaciones”.

De haber estado un día más habríamos disfrutado del día que pueden observar en las fotos de este blog sobre el Lago Viedma...otra “provocación”...Si se fijan en la foto verán a lo lejos al Chaltén y al Torre y toda su banda de cumbres diciéndonos ¡¡¡yuu juuu estamos aquiiii!!!...

Lago del Desierto
Además de andar, teníamos previsto hacer las navegaciones del Lago del Desierto y la del Glaciar Viedma pero andaban con movidas con la concesión y no estaban operando, así que tocó caminar y caminar.

Por ello queríamos contactar con Pedro, guía en El Chaltén que, casualidades patagonas, es hermano de María que administra la casa en la que nos alojamos en Pirámides y con la que tuvimos muy “buena onda”.

La primera mañana soplaba un ventarrón considerable, desde la parte sur del pueblo entre nubes desgajadas vimos por primera vez y muy brevemente el Poincenot y el Fitz. En el hotel nos informaron que en la excursión al Chorrillo del Salto lo podríamos ver.

Tras varios intentos de comunicar telefónicamente con Pedro, mientras estábamos comiendo pregunté a la camarera si lo conocía, me dijo que sí y al rato me comenta "mire por allá va Pedro"…salí disparado y lo abordé en plena calle. Pedro aceptó la invitación a un café y nos informó sobre el mapa de lo que se podía hacer, que es muchísimo. Quedamos para vernos por la noche en Cruel, bar y sitio de reunión.

Chorrillo del Salto
Ese primer día por la tarde fuimos al Chorrillo. El viento había ido calmando y efectivamente, por un momento entre la bruma se insinuó una silueta enorme, casi amenazante, sobrecogedora presencia de granito que de repente al darnos la vuelta estaba allá, a nuestras espaldas.

Por la noche hubo guitarreada en Cruel, Agus y su marido, se habían lanzado a gestionar su propio negocio. Habíamos quedado a las diez para tomar algo, Pedro se presentó con Malevo y una guitarra, llegó Marcelo el hermano de Agus con otra, más tarde un chico al que estuve llamando Martín con una harmónica y se lió la cosa... Visto lo que nos contó Pedro (a esas horas ya era Pedrito) y dada nuestra inexperiencia, las caminatas al Torre (queríamos caminar sobre el glaciar) y la de la Piedra del Fraile - Marconi las hicimos con Malevo guía de la NYCA.
Acabamos tarde y al día siguiente nos esperaba una buena y cómoda caminata a Piedra del Fraile.

La Playita y Glaciar Marconi
La caminata a la Piedra del Fraile, campamento para los que acceden al Campo de Hielo por el Marconi, fue nuestro primer entreno. El trayecto llanea por el valle del Río Eléctrico y la senda se pierde varias veces.
En el campamento comimos algo mientras un par de críos, hijos del matrimonio encargado del Campamento, jugaban con un perrito al que casi estrangulan de tanto tirarlo de una cuerda que le habían atado al cuello.
Mientras acariciaba al cachorro le pregunté al más pequeño ¿Cómo se llama?...y el niño contestó Perro...ya se que es un perro le contesté pero ¿qué nombre tiene? Y el niño con cara de decir este es tipo tonto...Perro...

La primera caminata con Malevo sirvió para presentarnos debidamente. En voz baja por no molestar a la gente del campamento de la Piedra del Fraile, empezamos a hablar de Patagonia y quedó sorprendido por nuestra devoción a esa tierra. Malevo es de Mendoza, guía de montaña con un par de ascensiones al Aconcagua en sus piernas y pulmones, hacía poco que había llegado e El Chaltén para hacer temporada.

A la vuelta se nos unieron un matrimonio que se habían perdido, resulta que donde por la mañana se cruzaba en seco, por la tarde se había convertido en una laguna. Suerte que Malevo sabía por donde cruzar el río Blanco…zapatos colgados al cuello y con el agua hasta las pantorrillas ¡¡¡ lo fría que estaba!!! Pero a pesar de los pedruscos fue un buen masaje para los pies y un gran estímulo mental, además de una especie de test al que me sometió Malevo (haciendo honor a su nombre). El muy malevo se había agenciado de mi bastón de treking que para ese momento me habría venido re bien, tuve que cruzar haciendo equilibrios cual trapecista borracho mientras Malevo andaba animando desde la otra orilla...

En ese paseo tuvimos la suerte de ver a los auténticos “pájaros locos” de Patagonia, dos machos y una hembra de carpinteros que me hicieron tumbar sobre un montón de cagadas de liebre para grabarlos bien, (las cagadas estaban secas). Disculpen la calidad de las fotos...es lo que hay cuando quien tira es un aficionado, pero de eso se trata...de afición.

En las dos caminatas con Malevo, ubicamos los senderos que hicimos para ir a Laguna Capri (mirador del macizo del Fitz) por nuestra cuenta.

Aprovechamos al máximo el único día de buen tiempo que tuvimos. Ver el macizo del Fitz fue como estar ante un imán que nos atraía paso a paso...esa caminata es e s p e c t a c u l a r.
Luego seguimos por la senda que pasa por las lagunas Madre e Hija para tratar de ver El Torre ya que el día era radiante. Exigente caminata por lo larga y por la subida nada más salir del Chaltén (pueblo).



Glaciar Blanco

Para las cenas Zafarrancho fue el sitio de avituallamiento, buena comida y el ambiente era muy agradable, ponían siempre buena música y un día a la semana se convertía en cine. Es además un punto de encuentro de los “argentinos locos de la montaña” que andan trabajando. Conocimos a unos cuantos y hay que decir que lo suyo es como un mundo aparte. Con anterioridad estuvimos tomando mate con el Pulpo en el campamento La Humedad camino del Torre. En ese escenario la charla que tuvimos despertó simpatías mutuas, es curioso como a veces en nada se establece lo que con ciertas personas es imposible...cada vez que nos encontramos con el Pulpo nos saludamos como viejos conocidos.

El Torre desde cerca del Humedal

Según el mapa, en total caminamos más de 80 Km. esos paisajes animan, invitan a caminarlos, no te das cuenta y acabas haciendo 25 Km. en un día para subir hasta el mirador Maestri.

Otra caminata que no tiene desperdicio, en el camino nos encontramos con Pedrito que andaba guiando un grupo...su calurosa despedida en ese marco sensacional fue entrañable.

Mateamos con el Pulpo, subimos las dos morrenas y nos encaramamos hasta el Mirador Maestri.
Mirador Maestri

Glaciar Torre
Una vez allá tienes justo enfrente la pared del increíble Cerro Torre y el glaciar con su correspondiente laguna a tus pies. Estaba nevando con lo que al Torre solo le vimos la patita pero la satisfacción de contemplar la naturaleza ¡¡¡como Dios la trajo al mundo!!! bien valió el esfuerzo.
Malevo iba haciendo broma “si encuentran una cámara es mía”...refiriéndose a la historia de la primera ascensión de Maestri al Torre. Acabaríamos viendo la singular aguja el último día al partir en el bus. No pude resistirme a pedir al conductor si podía parar un momento, el tipo aceptó y el autobús se vació en un momento.

El Torre a las siete de la mañana

Glaciar Huemul

El día de peor tiempo compartimos traslado hasta la Laguna del Desierto con una pareja argentina en viaje de novios. Íbamos a visitar El Glaciar Huemul
Son unos 40 minutos de subida por el bosque hasta llegar enfrente del glaciar y la laguna correspondiente, aún y con lluvia vale la pena.

Consultando el mapa desde ese punto, nunca estuvimos tan cerca del Lago San Martín...queda pendiente intentar llegar desde ese punto a Villa O’Higgins. Este trayecto estoy seguro ha de ser como una evocación a los tiempos de descubridores como el Perito y Onelli.

La caminata que hicimos para ver el macizo del Fitz fue un monumental “hasta luego” que se mandó la naturaleza. Espero volver al Torre para deleitarme con su presencia, tenemos que ver el Glaciar Viedma como es debido, tratar de llegar al Paso de Los Vientos ya suena inaccesible pero quien sabe, nunca había andado tanto en tan pocos días.
Saludos El Guanaco Volador